La imposibilidad física de la muerte en la mente de alguien vivo
Los tiburones son solitarios e hipersensibles, me embriagan.
Hirst pilló uno, lo metió en formol y lo vendió, hijo de puta.
Mi océano-formol es de neón.
La fluorescencia es abisal.
Nuestra pecera blanca tiene moqueta rosa.
Cocaína, caviar y champán.
Amo la obra de Hirst. Amo como ha hecho que los sirvientes sean ellos. Amo como ha jugado con el mercado. Amo como ha recogido el testigo de Picasso. Lo amo como amo a Warhol. Amo que lo envidie Vargas Llosa. Amo que no sea un esclavo. Amo ese maldito tiburón. Amo cómo se ha convertido en el puto amo.
Espacio escénico, vídeo, dramaturgia y dirección: Ricardo Campelo Parabavides. Interpretes: Luisa Torregrosa, Diana Lucena y Ricardo Campelo Parabavides. Fotografía: Ricardo Bautista.
Proyecto realizado con el apoyo del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM).